Memorias: despedida a Mediterráneo

[iZtacihualt]

Todavía recuerdo el día que te vi por primera vez, tal y como si fuera ayer. Los ojos muy abiertos y asustados como si yo fuera capaz de hacerte algún daño. Viniste a mí por pura casualidad. Decidí salvarte la vida, eras pollito, ni siquiera tenías todas las plumas. Me asusté mucho por todo lo que podía haberte pasado si no hubieras llegado a mis manos. Pregunté a mi maestro a quien que respeto y admiro y me dijó: si no la acoges tu no tiene futuro.
Las primeras noches y los primeros días se me hicieron extraños. Ya no me acordaba de cómo se desvelaba un ave. Fue emocionante, estabas preciosa, con tus plumas y tu plumón, nunca había tenido un cernícalo con plumón de pollo, estabas tan bonita. Ni siquiera tenía claro que si eras torzuelo o prima. Pero me dio igual.
Después de lo mal y lo mucho que sufrí por Mercurio mi anterior macho tú eras….tú eras un soplo de vida.
Con Mercurio disfruté mucho, mucho más de lo que hubiera pensado, era un torzuelo precioso, un machito que llegó a despuntar en altanería. Guapo y cazador de palomas, algo que muchas personas se atreven a negar descaradamente. Cuándo Mercurio murió por causa de mi ambición de superación me moría de la pena. De nuevo mi arrodillada figura en mi cuarto pensando que todo fue por mi culpa tal y cómo me paso con Tau. Tau fue mi primer cernícalo y con el que aprendí todo del desvele. Tau era cariñoso y estaba enfermo. Yo en aquel entonces no lo sabía. Llego a mis manos estando malito y murió con todos los cuidados que pude proporcionarle y pagar.
Los cuatro tuvieron sus identidades y sus maneras de estar. Tau tiraba del banco para subirse en mis rodillas cada vez que yo volvía de la universidad antes de meterle en la caja de transporte tan artesanalmente elaborada… Nunca pensé que un halcón pudiera ser tan cariñoso.
Mercurio llegó como lo que era: un regalo por una de las pocas personas que jamás me entendería de verdad, mi maestro y amigo. Él supuso un respiro y un nuevo tipo de cetrería. Los cernícalos son altaneros y eso lo descubrí con Mercurio. Mi torzuelo rápido y eléctrico. Sus lances eran preciosos. Nunca desistía y siempre defendía su presa. Recuerdo un lance en el que una prima de campo intentó quitarle una presa. Cayeron los dos al suelo enredados, los dos querían una presa que sólo pertenecía a Mercurio. Al final la presa huyó y yo tuve en mis manos una prima campestre.
Mercurio murió cazando palomas, sí palomas. Pero los cernícalos no cazan.
Mi cernícalo Castizo. Castizo estuvo conmigo poco tiempo, fue una oportunidad increíble de aprender de las aves y respetarlas más. Él fue un ejemplo de energía y valor, con él todo tomo un color diferente, imaginar y ver cosas nuevas. Un ave formada y fuerte. Castizo fue mi mejor invierno, sin lugar a dudas. Él consiguió formar familia y vivir.
Pero Medi, Medi llego como las cosas buenas: inesperadamente. Estaba tan guapa. Era perfecta, con todo lo bueno de la sangre. Medi llegó a mí por casualidad y para hacerme feliz.
Mediterráneo, un nombre asexual como el mar o la mar, por no saber si era prima o torzuelo. Me daba igual. Yo siempre había sido de machos, su vuelo eléctrico me anonadaba, tenían mucha perseverancia. No pensé que hubiera nada mejor.
Hasta que me di cuenta de que Mediterráneo era hembra. Al principio todo fue difícil, no era capaz de trabar presas en esa nueva modalidad de cetrería. Una cetrería que yo no terminaba de compartir pero que poco a poco me encandiló. Era la única en su especie que estaba cazando de esa forma, al menos que nosotros supiéramos. Fue, me atrevo a decir, la que más tardó en trabar su primera pieza. ¡Pero cuándo lo hizo!, cuando lo hizo fue un gozo de alegría!, desde aquel momento no paró. Recuerdo nuestra primera presa las dos solas: el equipo de caza. Sin nadie que nos ayudará, que gran recuerdo. ¡No se me olvidará jamás!.
Desde aquel momento nunca y repito NUNCA volvimos a casa sin una presa en el morral. Un ave perseguidora como ninguna que he tenido jamás. Cazadora de presas increíbles y ambiciosas, presas sin nombre pero celebradas con orgullo. Mediterráneo era una prima de cernícalo sin palancón. Conseguimos cosas que un cernícalo no conseguía bajo la cetrería en aquel momento. Rompimos barreras y volvimos a casa muchas veces con dobletes, tripletes e incluso cuatro presas todas en una sola jornada. Medi me daba ganas de ir por la mañana de caza. Con ella aprendí que el acostarse temprano merece la pena, que un sábado de caza vale mucho y mil veces más que una noche eterna. Medi me dio garra y fuerza para considerarme cazadora, para saber que por fin era cetrera.
Todo mi entorno, todo el que formó y forma parte de mi sabe lo que significada Medi para mí. Pero pocos de ellos supieron lo que significo separarme de ella más de un año y medio. La echaba de menos cada vez que salía el sol, cada vez que miraba el cielo, cada vez que veía un posible lance, cada vez que necesitaba salir del estrés de la tesis, cada vez que echaba de menos mi patria, cada vez que ansiaba el campo, cada vez, cada vez que pensaba en ella. Fue un año y medio duro, en el que apenas la tenía en Navidad. Salíamos a cazar y estaba presta a todo, de nuevo SIEMPRE volvíamos a casa con el morral lleno. Cada vez piaba más, cada vez más imprintada, cada vez más mía.
Medi volvió a casa cuando llegue de Escocia. Su banco estaba listo, me moría de ganas de verla mientras estaba en el duermevela. Cacho y ella formaban parte de mi trocito de naturaleza salvaje privado. Mi cuarto lo era todo con ellos dos dentro. Ahora, ahora está sólo medio lleno, medio vacío no está completo.
La vida de empresaria llamo a mi puerta y me quito tiempo de caza, tiempo de vuelo, tiempo de libertad. Medi pagó las consecuencias, pasamos a ser algo que yo no compartía, cetreros de fin de semana. Me maldigo por no haberle dado un último año de caza diaria. Me sentía morir a cada momento que la alimentaba hasta que llego el día.
Mediterráneo puso su primer huevo. Medi, mi cernícala, mi primera prima, mi primera arma de caza perfecta puso su primer huevo. Me sentía pletórica, llame a todos mis íntimos cetreros para decirles que era abuela de huevos. Estaba feliz, lo compartí con todos mis pacientes y amigos. ¡Eran perfectos!, ¡había puesto dos huevos en un solo día!. Haciendo caso omiso a los sabios de que era algo raro, dos huevos en un día, yo sólo decidí en ser feliz. Mi halconcita se sentía feliz y segura conmigo a su lado. 2 huevos en su quinta muda. Yo no era sólo su compañera de caza sino su compañera para todo. Era su protector, era quién le daba calor y comida, era suyo igual que ella era mía. Un verdadero equipo de caza.
Me emocionaba con su dulzura, jamás había estado así. Ella era fiera y salvaje, ella miraba y si no le gustaban tus intenciones te lo mostraba sin vergüenza. Ella era hembra y lo deja claro. Pero en aquel momento estaba dulce, quería ser madre. Me emocionaba cada vez que me miraba con intenciones. Muy poca gente puede entender esto sin prejuicios.
Luego volvió a su dinámica, exigente y territorial, su esencia.
Tras un corto periodo de tiempo de nuevo estaba tierna. Me rondaba la idea de un tercero, sus gestos eran iguales y quizá merecía la pena dejarse llevar por la imaginación. Quería darle un huevo a mi prometido, el que tanta paciencia había tenido conmigo y mis “extrañas aficiones”, para eso necesitaba al menos uno más.
Llego el día. Me desperté un sábado de campo y estaba allí. Un tercer huevo en la arena de su banco, lo puso mientras yo dormía. Ella estaba preciosa echada a un lado, no sabía qué hacer con él. Su instinto aún no estaba afianzado. La acaricié como sólo dejaba hacer cuando estaba así de cariñosa y baje las escaleras pletórica!. “Mira Medi ha puesto otro huevo!”. Me fui a uno de sus antiguas zonas de caza con amigos presumiendo de nuevo de tener "huenietos". Pasé un día memorable recordando lances y pasadas al señuelo con Medi y Cacho trasteando alrededor.
Luego llegue a casa, llegue y me derrumbe. Medi estaba echada, nunca la había visto así. Hasta que vi que estaba muerta. Mi compañera de caza ya no respiraba vida. Grite con angustia, necesitaba a mi familia cerca de mí. Medi se había ido. Ya no recordaba cómo era perder a un ser querido. Toda la gente que me ama estuvo a mi lado. Parte de mi moría con ella. La tuve en brazos hasta que mi hermano me aconsejó dejarla descansar. Ahora mi cuarto está vacío, ahora mi vida está incompleta. Ahora ya no tengo un equipo de caza, ahora ya no soy yo.
Supongo que según pasé el tiempo me acordaré de lo bueno, pero hoy me duele mirar el banco en el que dormía. Me duele despertarme y que no píe al primer movimiento canino o humano. Me duele no haber podido hacer nada. Me atormenta pensar que ha sufrido. La tendré siempre a mi lado y siempre presumiré de cernícalo. Medi me dió alas para ser cazadora, para ser cetrera, para ser libre. La echo tanto de menos que duele.

[pelosrizos]

Ya lo siento mucho,cuando se pierde a un compañero de caza y de momentos inolvidables parece que te quitan una parte de ti.

Mucho animo Inma.

[Storm]

Lo siento en el alma, yo se lo que es perder un ave de la noche a la mañana y parece que te arrancan el alma.
Animo y a seguir p´alante.
Un saludo.
Marcos.

[apache2010]

lo siento muchisimo Inma,segui el post de medi mensaje a mensaje,ella demostro q los vulgares valen mucho
un saludo

[FenixnoIkki]

Lo siento muchisimo Inma, yo soy tambien de los que seguia el post de mediterraneo uno por uno.

Desde tu post ansio volver a practicar la cetreria con un cerni comun, eres una cetrera a seguir.

Se me han caio unas lagrimas por medi y por ti, por que entiendo lo que estas pasando.

Que decirte mas que mucho animo y mucha fuerza.

Saludos y abrazos.

[bury]

Me he quedado de piedra,como bien dices hace nada veía las fotos de los huevos en Fb y ahora me encuentro con esto.Cuanto lo siento Inma!!.Aún recuerdo aquel día de ese estornino trabado pegado a la valla y el buen rato que echamos.Como bien sabes desgraciadamente he vivido situaciones parecidas a la que estás viviendo ahora mismo y se como has de sentirte y que la recordarás por siempre.Mucho ánimo y si necesitas algo ya sabes.Besos