Cosas para recordar
- Nekira
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- Nombre completo: Lidia Rodriguez
- Relacion con la cetreria: Cetrera
- Años practicando cetreria: 16
- Aves que ha utilizado: Cernícalo, Gavilán, Alcotán
- Mas datos: Licenciada en Biología
- Ubicación: Madrid
Cosas para recordar
Hoy tengo ganas de escribir un poco:
La verdad es que tenía un poco de miedo, pensando todo el día en que haría cuando se viera ante tanta inmensidad, con el cielo como techo, con el horizonte como límite de su mirada… Pero recogí a Cisco y encaperuce como cada día. No le sentó demasiado bien esta vez. Luego le arme con unas pihuelas nuevas y menos desgastadas que las que tenía en la muda, coloque los cascabeles, dulce tintineo que anunciaba cada uno de sus movimientos y asegure la lonja para evitar riesgos innecesarios. Y me sorprendió lo bien que soportó viajar en su nueva caja de transporte que nunca antes había utilizado y mucho menos con la caperuza que le velaba la vista y mantuvo la calma mientras el coche se dirigía al campo.
Fue llegar y preparar todo, casi como si llevará haciendo esto toda la vida. Casi sin darme cuenta. Al retirar la caperuza, me le quede mirando mientras me retiraba un poco de su lado. Allí estaba, en medio de tanto espacio y tan sorprendido al descubrir que un mundo así existía. Un cielo inmenso donde extender esas alas con las que antes solo se debatía y saltaba al puño. Y quiso volar, pero pronto recordó que una vez más la lonja y las pihuelas se lo impedían. Tenía un montículo de arena cerca del banco, y por allí estuvo paseando, mirándolo todo con infinita curiosidad. Con las alas medio abiertas sintiendo la brisa húmeda que azotaba la colina. Y vigilando mis pasos, mientras yo miraba al horizonte; las montañas hoy estaban cubiertas por una densa capa de nubes que impedía verlas a lo lejos. El cielo amenazaba de nuevo lluvia y él ahueco las plumas. Por un momento le envidie, porque empezaba a hacer frío. No dejaba de mirarlo todo, cada pájaro, cada planta y todas las nubes que surcaban el cielo. Al poco me observó, casi relamiéndose. La señal de que empezaba a acordarse de que, a pesar de la fantástica experiencia de ver el campo por primera vez, tenía bastante hambre. Y allí estaba yo y se fijo en mí. Lentamente encarne el señuelo. El observaba receloso y ansioso a la vez. Me acerque con cuidado. Casi siempre hace amago de huir. Lance el señuelo. Al poco ya avanzaba dando saltitos y tímidos pasos en pos de su premio. “Es impresionante que en tan solo tres días haya cogido tanto cariño al señuelo”, pensé. Al poco de dar unas picadas, comió vorazmente. Solo de vez en cuando se paraba a ver algún pajarillo que cruzaba volando sobre nuestras cabezas. Me acerque tan despacio y cuidadosamente como pude para ofrecerle pequeñas y jugosas picaditas que no rechazó. Le recogí con el señuelo, y durante un rato comió de él en el puño. Y entonces me ocurrió algo muy extraño. El levantó la vista y me vi reflejada en la profundidad de su mirada. Y por un momento pensé que así debía verme él. Como alguien más grande y amenazante… Por un momento me sentí casi como él debía sentirse y comprendí muchas cosas. Con un ala de codorniz, le hice abandonar su preciado señuelo y terminó aquella lección para ambos. Solo pude pensar que pronto este pequeño halcón y yo seriamos amigos.
Lo cierto es que existen muchas cosas en la vida que disminuyen esa satisfacción por lograr lo que en un principio parecía lejano y casi inalcanzable. Y si cuento esto es para todos los que empezáis o quizás también los que ya lleváis tiempo en esto recordéis algo importante: que los pequeños detalles, que las salidas al campo y todo lo que ocurre en ellas, ese sinfín de sorpresas y sintuaciones que nos brinda la cetrería, y ese disfrute que solo sentimos los naturalistas cuando estamos en nuestro elemento, que eso es lo que verdaderamente hace de este arte algo tan especial. Da igual quien seas, cuando estas allí, frente a frente con una realidad que el ser humano quiso dejar a parte en su caminar, no importa lo que ocurra fuera. Creo que en ese instante nos convertimos en almas libres. Pero cuando te quieres dar cuenta, ya has vuelto de nuevo al mundo real.
Disfrutar al máximo de vuestros pájaros y del campo, porque eso es lo que queda al fin y al cabo, y no las vanas palabras.
La verdad es que tenía un poco de miedo, pensando todo el día en que haría cuando se viera ante tanta inmensidad, con el cielo como techo, con el horizonte como límite de su mirada… Pero recogí a Cisco y encaperuce como cada día. No le sentó demasiado bien esta vez. Luego le arme con unas pihuelas nuevas y menos desgastadas que las que tenía en la muda, coloque los cascabeles, dulce tintineo que anunciaba cada uno de sus movimientos y asegure la lonja para evitar riesgos innecesarios. Y me sorprendió lo bien que soportó viajar en su nueva caja de transporte que nunca antes había utilizado y mucho menos con la caperuza que le velaba la vista y mantuvo la calma mientras el coche se dirigía al campo.
Fue llegar y preparar todo, casi como si llevará haciendo esto toda la vida. Casi sin darme cuenta. Al retirar la caperuza, me le quede mirando mientras me retiraba un poco de su lado. Allí estaba, en medio de tanto espacio y tan sorprendido al descubrir que un mundo así existía. Un cielo inmenso donde extender esas alas con las que antes solo se debatía y saltaba al puño. Y quiso volar, pero pronto recordó que una vez más la lonja y las pihuelas se lo impedían. Tenía un montículo de arena cerca del banco, y por allí estuvo paseando, mirándolo todo con infinita curiosidad. Con las alas medio abiertas sintiendo la brisa húmeda que azotaba la colina. Y vigilando mis pasos, mientras yo miraba al horizonte; las montañas hoy estaban cubiertas por una densa capa de nubes que impedía verlas a lo lejos. El cielo amenazaba de nuevo lluvia y él ahueco las plumas. Por un momento le envidie, porque empezaba a hacer frío. No dejaba de mirarlo todo, cada pájaro, cada planta y todas las nubes que surcaban el cielo. Al poco me observó, casi relamiéndose. La señal de que empezaba a acordarse de que, a pesar de la fantástica experiencia de ver el campo por primera vez, tenía bastante hambre. Y allí estaba yo y se fijo en mí. Lentamente encarne el señuelo. El observaba receloso y ansioso a la vez. Me acerque con cuidado. Casi siempre hace amago de huir. Lance el señuelo. Al poco ya avanzaba dando saltitos y tímidos pasos en pos de su premio. “Es impresionante que en tan solo tres días haya cogido tanto cariño al señuelo”, pensé. Al poco de dar unas picadas, comió vorazmente. Solo de vez en cuando se paraba a ver algún pajarillo que cruzaba volando sobre nuestras cabezas. Me acerque tan despacio y cuidadosamente como pude para ofrecerle pequeñas y jugosas picaditas que no rechazó. Le recogí con el señuelo, y durante un rato comió de él en el puño. Y entonces me ocurrió algo muy extraño. El levantó la vista y me vi reflejada en la profundidad de su mirada. Y por un momento pensé que así debía verme él. Como alguien más grande y amenazante… Por un momento me sentí casi como él debía sentirse y comprendí muchas cosas. Con un ala de codorniz, le hice abandonar su preciado señuelo y terminó aquella lección para ambos. Solo pude pensar que pronto este pequeño halcón y yo seriamos amigos.
Lo cierto es que existen muchas cosas en la vida que disminuyen esa satisfacción por lograr lo que en un principio parecía lejano y casi inalcanzable. Y si cuento esto es para todos los que empezáis o quizás también los que ya lleváis tiempo en esto recordéis algo importante: que los pequeños detalles, que las salidas al campo y todo lo que ocurre en ellas, ese sinfín de sorpresas y sintuaciones que nos brinda la cetrería, y ese disfrute que solo sentimos los naturalistas cuando estamos en nuestro elemento, que eso es lo que verdaderamente hace de este arte algo tan especial. Da igual quien seas, cuando estas allí, frente a frente con una realidad que el ser humano quiso dejar a parte en su caminar, no importa lo que ocurra fuera. Creo que en ese instante nos convertimos en almas libres. Pero cuando te quieres dar cuenta, ya has vuelto de nuevo al mundo real.
Disfrutar al máximo de vuestros pájaros y del campo, porque eso es lo que queda al fin y al cabo, y no las vanas palabras.
- jose enrique
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Mi querida amiga, no te puedes imaginar (o quizas si
) la inmensa alegria que me da el escuchar atraves de tus palabras al cetrero que sin duda llevas dentro, que escalofrios me recorrian por todo el cuerpo mientras la emocion se adueñaba de mis sentidos, esa sonrisa emocionada que se me a quedado en la cara al oirte hablar sin miedos ni reparos de bien mas preciado, imaguina la sensacion de este cetrero algo cascado, cuando ve a trabes de tus palabras, que sus debelos y preocupaciones pasadas durante la cria de ese pajaro que al marchase se lleva parte de uno mismo y que ahora como incalculable pago recibe este deroche de pasion que as demostrado.
Querida amiga, realmente me as emocionado con tu forma de setir este arte con el que soñamos y del que al escucharte me hace sentirme tan afortunado.
JUANSE.
P.D: Me as dejado impresionado con cada palabra que as pronunciado, empezando por ese nombre que as elegido para tu futuro aliado,pues al leerlo me a dado un vuelco al corrazon pues sin duda era el nombre al que estaba predestinado.
Felicidades lidia.

Querida amiga, realmente me as emocionado con tu forma de setir este arte con el que soñamos y del que al escucharte me hace sentirme tan afortunado.
JUANSE.
P.D: Me as dejado impresionado con cada palabra que as pronunciado, empezando por ese nombre que as elegido para tu futuro aliado,pues al leerlo me a dado un vuelco al corrazon pues sin duda era el nombre al que estaba predestinado.
Felicidades lidia.
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- Nekira
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- Nombre completo: Lidia Rodriguez
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Vaya, menos una, esas fotos no las había visto. Anda que avisas que las has puesto aquí Juanse!!! Así hubiera entrado a verlas antes… están muy chulas.
A los demás, bueno es que no me meto mucho por aquí ahora. Pero gracias por los comentarios. Cisco es un cerni precioso (no porque lo diga yo, ahí están las fotos que hablan por si solas
) y además su adiestramiento marcha muy bien. Es caperucero y viene al señuelo ya a bastante distancia.
Aquí os dejo unas fotillos más
Saludos
A los demás, bueno es que no me meto mucho por aquí ahora. Pero gracias por los comentarios. Cisco es un cerni precioso (no porque lo diga yo, ahí están las fotos que hablan por si solas

Aquí os dejo unas fotillos más
Saludos