Hoy mismo había decidido que sería el último día de caza, posiblemente su último vuelo, aunque quien sabe si volará más adelante si no funciona en la cría...
Casi las 5 de la tarde, con un sol agobiante pero un aire de levante que refrescaba el ambiente, empezábamos a caminar por el coto, el amigo Eloy (juan eloy), el harriero conejero de Jose Manuel (jmdd...o algo así) con su harris torzuelo y yo, todos en busca de algún lance para la Pitufa, alguna persecución desesperada y electrizante que los gavilanes acostumbran a hacer. Pero la tarde se presentaba escasa de presas, tal vez por el sol que pegaba en la zona, ya reseca de por sí en la que unos espartos y algunos espinos secos son prácticamente las únicas heridas en las que podrían esconderse algunas presas potenciales para la gavilana.
Decidimos andar hacia otra zona del coto, en la cual algunos olivos dispersos salpican el terreno, y en la que una higuera bastante grande y cargada de higos, podría tambien ser el lugar de alimento de algún que otro animalillo...
...así parece, cuando nos acercamos empieza a sonar el grito típico de alerta del estornino tuning con alerón trasero y turbo 16 válvulas que se refugia en uno de los pocos lugares frescos y con alimento del terreno.
El plan de ataque no se hace esperar...yo me sitúo agachado en una zona cercana al árbol, mientras Eloy vá por detrás a intentar sacar el estornino lo más cercano a mí que se pueda...la piedra mágica hace su trabajo, y justo al lado mía sale la presa despavorida y gritando, tan rápida como puede y pico a viento, sorteando los olivos dispersos, pero con la muerte pegada al alerón trasero...así comienza un lance precioso y rapidísimo en el que la gavilana parece perder metros en los primeros segundos de carrera...
...la presa tiene un objetivo muy claro, una herida enorme en forma de chalets y con jardines que hay a unos 100 metros de distancia, y hacia allí iba sin duda a toda ostia, pero con la gavilana cada vez más cerca, esquivando los olivos con la misma maestría que la presa y ganando la carrera por la vida, dando alas frenéticamente como hacen los gavilanes cuando saben que la presa está moralmente perdida, hasta obligar al estornino a refugiarse en uno de los olivos ya con la gavilana pegada a los talones a toda pastilla, tras unos 30 metros de lance. Pero de la misma forma que entran al olivo, salen por el otro lado habiéndolo atravesado como sí de cualquier cosa se tratase, continuando el lance que ahora se desarrolla pegado al suelo por parte de la presa pero con la gavilana persiguiendo a unos dos metros de altura y ganando terreno...
...el espacio que separa a ambas aves se acaba...al estornino las heridas le quedan muy lejos aún...no le queda más que jugar su última carta, dejándose caer al suelo desesperadamente para intentar salir hacia otro lado, pero en este caso sin poder hacer más que dejarse atropellar por la fuerza y rabía que arrastran 220 gramos de gavilán tras 40 metros aproximados de persecución dando todo de sí.
Corriendo hacia el lugar de la captura vamos los tres pegando voces de alegría, tras haber presenciado un lance alucinante, de esos que seguramente nunca se olviden y que no siempre se tienen la suerte de ver cuando se sale de caza.
Así que de esta forma empiezo a cebar a la pequeña fierecilla, que acaba su etapa como cazadora para empezar una etapa como reproductora, si todo marcha bien.
Gosh, te dejo el campo abierto con las urracas

Cuando tenga algunas fotos aquí mismo las pondré...el amigo Jose Manuel lo ha inmortalizado todo en su cámara.
Un saludo a tod@s, y en especial a los gavilaneros locos y enfermos.