Esta semana he volado tres días a stoops y los demás verticales y balanceos. A princios de semana le he dado margen de peso, a mediados pollito para estabilizar, el jueves codorniz y tan sólo media gorga de ella el viernes. Creo que esta va a ser la nueva "hoja de ruta" a seguir entre semana. Porque así logro dos cosas: no tener al pájaro apretado entre semana pero sí en un peso que pueda volarlo y muscular y crearle una sensación de hambre cuando llega el fin de semana.
Total, que hoy hemos salido en 340 gramos a probar suerte. Encontramos un primer lance a una urraca a traición. Bribón la ve y le dejo salir, pero en lugar de atacar pasa de ella y coge unos metros de altura, oteando el terreno como siempre. Comienza entonces a apretar el ritmo en una y otra dirección. Está cazando por su cuenta. De repente acelera hacia un punto y pica, levantando un bando de palomas del suelo, llegando muy cerca de una de ellas. Zarza me confirma que le ha hecho la raya en medio, porque ha visto pumillas volar en el encontronazo. Finalmente mi pájaro se posa y lo recupero. La rutina de llamar al guante y al señuelo ha hecho que coja la dinámica de que termine posandose para que le llame. Desde que me percaté no le he vuelto a llamar al señuelo posado. Sí al guante claro.
Bueno, continuamos a por el segundo lance y localizamos unas blanquinegras picando cerca de un arbol pequeño y tupido sin nada alrededor más que unas retamas. Siempre que pasamos por ahí comentamos lo ideal del sitio para lanzar. Pues hoy era al día. Lanzo al falco y nuevamente no va decidido a por ellas, pero esta vez terminan por llamarle la atención y se pone a la cola de una hasta llegar a la misma herida. Ataca una y otra vez, perdiendo altura en cada pasada y volviendo a subir para preparase para la siguiente. Un par de veces la picaza sale para volver a resguardarse en las ramas tras el acoso del halcón. Conseguimos sacar a la blanquinegra a lo limpio y falco persigue con mucha fe, la rinde en el suelo, en una linde y les veo saltar y ratonear unas cuantas veces. Finalmente emprenden de nuevo el vuelo y se nota que las dos aves están agotadas, pero la presa claramenete está más fuerte que el depredaros, que no puede más. La urraca llega a una pequeña retama y yo intento alcanzarla para retenerla pero se va en cuanto tiene oportunidad.
Para mi sorpresa, Bribón aun estando agotado levanta el vuelo y va a por otra urracas que ve a lo lejos.

Saco el escape atado, lo pongo a los pies de la retama y hago un poco el paripé, aunque prácticamente se la regalo a mi falco. Se lo ha ganado.
Estoy sieguiendo de momento la dinámica de no estirar nada al pájaro. Trabajo bien hecho = gorga.
A la vuelta aun quedaba una urraca azorada en las primera heridas, acojonada supongo y esperando el momento exacto para poder salir.
Sin duda un lance largo e intenso, donde no sólo el pájaro sino también Zarza y yo hemos tenido que esprintar sobre los terrones de tierra labrada. Yo en una de estas echo el pulmón.

Nada más llegar a casa, como siempre, le pongo el baño limpio y fresquito y lo primero que hace es bajarse a beber y a darse un agüita. jeje.